EDIFICIOS QUE ANHELAN VIDA

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Patrimonio en el olvido
Si la voluntad y los presupuestos de las administraciones públicas no cambian, Lugo estrenará en los próximos años numerosas dotaciones. Algunas están llamadas a convertirse en emblemas de la ciudad, como el auditorio y el Museo Interactivo da Historia de Lugo (MIHL). Durante años recibirán todos los mimos y atenciones posibles, pero a saber qué vejez les espera. Porque, ¿quién iba decir a los lucenses que edificios tan simbólicos como el cuartel de San Fernando o el sanatorio Portela iban a caer en un deterioro galopante al que nadie pone freno? ¿O que casas con un pasado esplendoroso como alguna de la Rúa Castelao, con vistosas galerías y balcones, iban acabar en la ruina?


Son sólo algunos ejemplos de abandono inmobiliario, que en unos casos conlleva destrucción de patrimonio arquitectónico de gran valor; en otros, riesgo para los viandantes y, en todos, pérdida de una parte de la historia de la ciudad. En otros países es impensable que las administraciones no cuenten con personas dedicadas exclusivamente a gestionar el mantenimiento y el uso de su patrimonio. Son los facilities managers, una figura que en España todavía es muy poco conocida, lamenta el arquitecto lucense Antonio Tort.

San Fernando, el caso más sangrante
El cuartel de San Fernando quedó vacío en noviembre de 2005, cuando la delegación del Ministerio de Defensa se trasladó a un edificio de la Ronda da Muralla. El plan era rehabilitarlo para hacer el nuevo auditorio de la ciudad, pero la Dirección Xeral de Patrimonio y el Icomos (el organismo asesor de la Unesco) lo frenaron por el impacto que, en su opinión, suponía para la muralla, Patrimonio Mundial.

La Xunta decidió, entonces, destinarlo a centro de la romanización de Galicia y en verano adjudicó el proyecto de rehabilitación del inmueble a un estudio madrileño, un trabajo que va con retraso y que se podría ver afectado por la decisión del TSXG de pedir información al respecto, después de que varios arquitectos alertaran de que la intervención prevista pone en peligro el título de Bien de Interés Cultural (BIC). La declaración fue realizada por la propia Xunta, para preservar el edificio, pero lo cierto es que su deterioro es cada vez mayor. Cristales rotos y fallos en la cubierta provocan filtraciones de agua letales para la valiosa estructura de madera, uno de los elementos que le valieron la declaración BIC.

La fábrica de la luz, en la misma situación desde hace una década
Un trámite administrativo está también detrás del retraso que acumula la apertura de la vieja fábrica de la luz como museo. El Concello inició en 1999 la restauración del edificio diseñado por Eloy Maquieira, que dio luz a Lugo por primera vez en 1894. Hace tres años adjudicó la musealización y la explotación de la central hidroeléctrica a la empresa Inca, pero los trabajos no han empezado porque la Xunta aún no ha analizado su impacto ambiental.

 

Hospitales condenados al abandono por la crisis financiera
El viejo sanatorio del doctor García Portela fue el primer edificio de una de las avenidas que circunda el parque Rosalía de Castro y que acabó llevando el nombre del reconocido médico. También de Alfredo Vila López, al que se le deben algunos de los principales edificios públicos y privados de Lugo, el sanatorio lleva cerrado desde los años ochenta. Tras pasar por varios propietarios, se salvó de la piqueta en buena parte debido a una fuerte campaña del Colegio de Arquitectos y fue protegido. En 2006 lo adquirió el Instituto Nacional de Estadística, pero la crisis financiera que afecta a todas las administraciones hace que su rehabilitación se demore.

Mientras, la maleza crece en el interior del solar y el inmueble se deteriora, una situación que tiene bastantes papeletas de reproducirse en los hospitales que acaban de quedar vacíos, Xeral y San José. Este último fue construido en terrenos adquiridos en 1927 por la Diputación, que ahora está en conversaciones con el Concello para buscarle un uso. Son varias las posibilidades que se barajan, desde un parador a un geriátrico, pero la decisión parece lejana.

Aunque más incierto todavía parece el futuro del hospital Xeral, un edificio inaugurado en 1974 que fue construido a toda velocidad y que nada tiene que ver con la nobleza del San José. En las últimas décadas fue sometido a varias reformas y, aunque la Xunta no lo ha dicho claramente, su estado de conservación parece delicado, por lo que es difícil que se le vaya a dar un nuevo uso.

La situación preocupa especialmente a los vecinos del barrio, que temen que acabe convirtiéndose en un foco de contaminación como lo fue el viejo matadero de Frigsa durante años. Al edificio administrativo y al del antiguo hospital Materno se llevarán nuevos servicios sanitarios, aunque no está claro cuándo y, en todo caso, el vecindario cree que no serán suficientes para devolver la actividad económica al barrio.

Casas que son una joya y envejecen en soledad
Al margen de los edificios públicos, hay también numerosos ejemplos de construcciones privadas de notable interés que están vacías y envejecen a la vista de los ciudadanos. Una de esas joyas, apunta el arquitecto Antonio Tort, es el edificio de Quiroga Ballesteros que hace esquina con Bolaño Rivadeneira, diseñado por Antón Tenreiro. Es una construcción de 1934, de grandes ventanales y estilo racionalista, que hace unos años fue comprada por un inversor coruñés, aunque no llegó a tocarla.

Otro inmueble que no sale del paso es la casa de Pita, en la esquina de Pastor Díaz con Ronda da Muralla. Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura amansargada (con un piso bajo cubierta) de estilo francés que existe en la ciudad, pero su rehabilitación lleva años estancada.

Son algunos de esos edificios que anhelan vida, como muchos otros que salpican la ciudad, aunque no todos tienen el mismo grado de degradación ni el mismo valor. Todos contribuyen, sin embargo, a empobrecer la imagen de Lugo.

Inmuebles con solera vacíos
Son varios los ejemplos de edificios de cierto interés que permanecen abandonados en el centro de la ciudad. En la colonia de Casas Baratas, transformada con el tiempo en viviendas de gran valor, hay al menos un chalé abandonado, con cartel de se vende. En el casco histórico se recuperaron varios inmuebles, pero sigue habiendo casas que piden una reforma, como el edificio racionalista de la esquina de Quiroga Ballesteros y Bolaño Rivadeneira, y una casa con vistosos ventanales en Santo Domingo.

Hospitales
La fábrica de la luz, el antiguo hospital Portela y el cuartel de San Fernando son edificios públicos que llevan años sin uso. La primera, de propiedad municipal, comenzó a ser restaurada a finales de los noventa, y el sanatorio fue adquirido por el Ine, pero está pendiente de reforma. El cuartel fue cedido por el Concello a la Xunta para la construcción de un centro de la romanización, pero el proyecto está verde. Sin embargo, a estos edificios se sumaron otros dos en los últimos meses: el hospital de San José y el Xeral. Son dos casos muy distintos, ya que San José es un edificio noble y el Xeral, un inmueble agotado, pero coinciden en que ninguno tiene nuevo uso definido.

Edificios ruinosos
El abandono de algunos edificios pone en riesgo la seguridad de quienes viven o pasan al lado. En la Rúa Castelao, las ruinas de algunos inmuebles hacen que la acera frente a ellos esté acordonada desde hace años. En Carril dos Fornos, hay una casona de la que sólo quedan los muros. Será comprada y arreglada por el Concello.

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